Punto de vista de Bill
No pude dormir esa noche. Serena estaba con un tipo que parecía salido de un ring de boxeo. O de la portada de una revista de moda. Hombros anchos, cintura estrecha. Brazos que parecían poder doblar acero. Y era más joven —por lo menos cinco años, quizá diez.
Me di vuelta, golpeé la almohada e intenté calmarme... Pero no sirvió. No pude dejar de pensar en cómo lo miraba. Parecía relajada, cómoda con él.
Me dije que quizá solo era un amigo. Que tal vez estaba imaginando cosas…
Pero la forma en que la miraba me puso furioso.
Me enterré la almohada en la cara. Solo quise que esos malditos pensamientos desaparecieran. Pero supe que estaría despierto hasta el amanecer.
Supuse que era el precio por cada estúpida decisión que tomé.
***
Me recosté en la silla de la oficina, mirando al techo para descansar un poco. Tenía el día lleno de reuniones con clientes sin parar, y mi correo estaba lleno de peticiones, mensajes de seguimiento y actualizaciones. No tuve ni un minu