Acercó más su rostro al de ella, fijando la mirada en sus labios húmedos. Percibió de inmediato el cálido aliento cuando jadeó horrorizada por la insinuación de Arthur.
—Fue un error haber venido… —susurró apenas, e intentó rodearlo para marcharse. Era evidente que él la había abochornado.
—No respondió mi pregunta. —Claire se detuvo, y él aprovechó para situarse detrás de ella rodeando su cintura con las manos. La sintió temblar en sus brazos y acercó su boca a su oído—. ¿Está celosa, milady?
—En absoluto… —musitó en tono vibrante, y él sonrió—. Se supone que debe ser usted quien responda mis preguntas —respiró hondo, y él la giró para que lo viera a la cara.
—Entonces haga sus preguntas —le propuso, conciliador.
—¿Así de simple?
—Así de simple.
—¿Por qué quiere casarse conmigo?
Arthur la miró por un instante antes de responder.
—Por la misma razón por la que está usted aquí reclamándome un inocente paseo con otra dama. —Se cruzó de brazos y sonrió divertido.
—No es lo mismo.
—¿Ah, n