La velada se prolongó hasta avanzada la noche, luego de cenar y de bailar bajo la luz de la luna al suave ritmo de la melodía de los violines, los dos, Connor y Audrey se sentaron junto a la laguna artificial que estaba en el centro de uno de los jardines más hermosos que la chica hubiera avisto antes.
— Quiero darte las gracias — Ella dijo — Nunca nadie hizo algo así por mí…
— No debes agradecer por esto, realmente quería hacerte un presente, y ni yo mismo me creo lo bien que salió — dijo sonriendo — Soy más de regalos costosos y cosas como esas, pero quería que fuera especial, además, tuve ayuda…
— ¡Pues dile a Rosa que le quedó lindo! — Devolvió la rubia riéndose, Connor también se rio, y luego de un minuto sus miradas se encontraron de nuevo en un momento etéreo de profundidad tal que se