— Estoy aquí, te espero, no tardes — Le escribió mientras se daba una ducha y se ponían un camisón corto y atrevido sin nada debajo.
Aunque Beth no se enamoraría nunca de alguien como John, no iba a desperdiciar el buen se*xo que tenía con él cada vez que podía.
— Entonces, ¿Él se creyó lo de tu viaje? —tecleó John de vuelta.
— Sí, se lo creyó, tal como la última vez. Necesitamos hablar, hay mucho que hacer, necesito hacerme cargo del niño y mi plan no funcionó, así que te espero, para que hablemos.
— ¿Solo para hablar?
Bethany sonrió al leer el último mensaje y no pudo evitar pasar su mano por la entrepierna imaginando las enormes manos del ex jugador sobre ella.
— Sabes que nuestras conversaciones son muy placenteras.
— Entonces no me