Audrey saltó de la cama y se duchó a todo correr, en menos de tres minutos ya había empacado su pocas y sencillas pertenencias en una pequeña maleta y para cuando salió de la habitación Loretta la esperaba con un Sándwich y un café.
— Loretta, no tengo tiempo… — Le dijo avergonzada.
Su amiga se plantó en la puerta y poniendo las manos en jarra.
— Perdón, amiga, pero de aquí no sales sin comerte eso — Mirándola con seriedad.
— ¡Pero Lore! — Ella protestó.
— Audrey, estás agotada y apenas terminaste los antibióticos. Debes alimentarte, no estás durmiendo bien, tampoco estás comiendo lo suficiente, por favor, ¡Tienes que cuidarte un poco! — Le dijo preocupada.
Audrey puso los ojos en blanco y se sentó delante del Sándwich haciendo caras.