Los días comenzaban a deslizarse lentamente, como si el tiempo mismo respetara la recuperación de Demian Thompson. Su regreso a la mansión no fue un espectáculo mediático como muchos esperaban, sino un movimiento silencioso, casi imperceptible, que sólo los empleados y personas más cercanas notaron.
Desde casa, comenzó a retomar sus labores como CEO. Revisaba informes, firmaba documentos y atendía reuniones virtuales desde su estudio. El ambiente en la mansión, que antes había sido tan tenso como una cuerda a punto de romperse, empezaba a suavizarse. Incluso el personal hablaba en voz más relajada, sorprendidos por el sutil pero notorio cambio en su jefe. Parecía volver a ser el mismo de antes. Más humano. Más presente. Menos oscuro.
Mariam había sido una esposa dedicada. Discreta, paciente, silenciosa… pero presente. Su forma de moverse por la casa, su manera de atenderlo sin agobiarlo, y esa calma que irradiaba, comenzaban a impactar en Demian de maneras que no podía ignorar.
Esa ma