Claudia se acomodó el cabello con una sonrisa triunfal mientras se miraba en el espejo del lujoso baño del hotel. La jugada había sido maestra. Había contratado discretamente a varios fotógrafos que esperaban a las afueras, y algunos incluso dentro del hotel. No iba a desperdiciar una oportunidad tan perfecta sin asegurarse de que todo el mundo supiera lo que había pasado… o lo que parecía que había pasado.
—Ahora sí, Mariam… vas a entender quién manda en esta historia —murmuró para sí misma con tono venenoso, mientras aplicaba un poco de brillo en sus labios.
Minutos después de que Demian se marchara, Claudia salió de la habitación con paso elegante, como si todo estuviera cuidadosamente planeado. Al dar sus primeros pasos fuera del hotel, los flashes la cegaron por un instante. Los periodistas y paparazzis la rodearon como una jauría hambrienta de titulares.
—¡Señorita Claudia! ¿Pasó la noche con el señor Thompson?
—¿Están retomando su relación?
—¿Es cierto que él dejó a su esposa p