—Habla, Juliette —me exigió, y juraría que temblaba por dentro sin saber cómo lo tomaría.
—Ayer hablé con… Damien —confesé, y noté cómo su expresión se endureció en cuestión de segundos—. Antes de que digas o pienses algo, escúchame.
—¿Por qué hablaste con ese idiota? —preguntó entre dientes, y era más que evidente que ya empezaba a enfadarse otra vez.
—Escúchame, ¿sí? —le pedí, intentando calmarlo—. Cuando fui al hospital, le pregunté a su colega…
—¿Qué colega? —me interrumpió de inmediato.
—Déjame hablar, Gérard —le exigí con impaciencia—. Me refiero a su colega, el doctor. Él es médico, y fue su compañero quien lo atendió en el hospital, y antes de irme le pedí que me mantuviera informada sobre cualquier cosa relacionada con Damien.
—No me digas que le diste tu número —dijo con rabia.
—Eso no importa, así que por favor, cálmate. Tú mismo me dijiste que querías que dejara de ocultarte cosas, y eso intento hacer, pero no me dejas.
—Di lo que tengas que decir ahora —escupió con seried