Capítulo 32

Llegamos a la casa de los padres de Darius y, al entrar, veo a todos reunidos en la sala. Victoria invita a los niños a ver una película con palomitas, y ellos se van felices con ella.

En cuanto se alejan con los niños, Leo es el primero en hablar, claramente molesto.

—¿Me pueden explicar qué está pasando? —pregunta, levantándose de su asiento.

—Ya sabemos quién fue la responsable de atropellar a Trish —responde Darius, ayudándome a sentarme.

—¿La responsable? ¿Estás hablando de una mujer? —pregunta Alanys, sorprendida, y yo asiento.

—Déjenme adivinar —dice Abbey poniéndose de pie—, ¿la maldita de Catalina, verdad?

—¡Abbey! —la regaña su padre.

—¿Qué? —responde ella, rodando los ojos—. No estoy mintiendo, papá, ¡es una perra!

—¿Qué saben de ella? —pregunta Alanys, con una mezcla de curiosidad y preocupación.

—No sabemos dónde está ahora —explica Darius, rodeándome con su brazo—. La policía fue a buscarla a su departamento y tampoco estaba en la casa de mi abuela.

—Hay algo más —digo,
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