María Paz se puso a llorar de nuevo, por más que trataba de ser fuerte, no podía, se sentía muy vulnerable, prefirió no bajar a almorzar, además la comida le provocaba náuseas, a pesar de que sus papás estaban pendientes de ella, la tristeza que llevaba en su alma era inevitable.
—¿María Paz, no vas a almorzar? —Inquirió Diana ingresando a la habitación de la joven.
—Más luego mamá, no tengo hambre —contestó con lágrimas en los ojos, su madre la abrazó.
—¿Hasta cuándo hija? — le preguntó con tristeza Diana, a ella se le partía el corazón de ver a su pequeña sufriendo de esa manera.
—Mamá, voy a volver a Colombia —expresó—. Necesito investigar que sucede.
La señora la miró a los ojos.
—No deseo que te lleves otra decepción, sin embargo, sabes que te vamos a apoyar, pero sola no iras —enfatizó y la besó en la frente—. Voy a pedir q
Habemus duquecito, esperemos se solucione todo. Gracias por leer.