Joaquín
Miré mi reloj por enésima vez.
Felipe no había vuelto, ya era hora de que subiera al escenario. Ese idiota de seguro estaba coqueteando con alguna y había perdido la noción del tiempo.
Suspiré, acomodándome la chaqueta y ajustando la corbata.
No era solo el discurso lo que me ponía nervioso. Lo había hecho miles de veces ya.
Era todo lo que debía decir... Mi verdadera identidad, lo que había aprendido de esta experiencia, y mi relación con mi reina...
Aunque, después de lo primero... No sé si aceptaría mi propuesta.
Subí los escalones al escenario, tratando de mantener el control de mis manos.
El murmullo se detuvo cuando todos notaron mi presencia allí arriba. Frente a mí había un atril de madera, con un micrófono colocado en el centro.
Respiré hondo y me paré firme, apoyando las manos en los bordes para estabilizarme.
—Buenas noches.
Las conversaciones cesaran por completo y todos los ojos se fijaron en mí.
—Tal vez se pregunten qué hago aquí arriba —comencé, dejando q