Capítulo 127: Todo bajo control... o casi todo
Angélica
Con mi café recién hecho sobre la mesa y mi teléfono en la mano, me dispuse a hacer lo que mejor sabía hacer. Organizar la vida de mi familia sin que ellos se dieran cuenta.
"Todo debe salir perfecto."
Marqué el número del organizador de bodas más exclusivo de la ciudad. Después de dos tonos, una voz demasiado tranquila para mi gusto respondió:
—Buenos días, habla Beethoven Méndez, ¿en qué puedo ayudarla?
—Beethoven, querido —dije con mi tono más encantador—. Habla Angélica Hernández de Salinas.
Hubo un pequeño silencio antes de que su voz se volviera más nerviosa.
—¡Señora Angélica! Un placer escucharla, ¿en qué puedo servirle?
Sonreí. Me encantaba el efecto que tenía mi apellido en la gente.
—Necesito que organices una boda, y no cualquier boda —dije con firmeza—. Una boda digna de los Salinas.
—Por supuesto, señora. ¿Para cuándo sería el evento?
—En nueve meses.
—Oh, eso nos da mucho tiempo para planear algo espectacular.
—Sí, pero no cualquier cosa. Escúchame bien porque