Emily White aprendió que la tragedia podía golpear en cualquier momento cuando ella era solo una niña y sus padres fueron arrancados de su vida en una noche fría. Sin embargo, ser criada por sus amorosos abuelos le enseño también que es posible sobreponerse a todo y ella decide enfrentar lo que venga con una sonrisa. Toda su pacífica vida se pone de cabeza cuando conoce a un misterioso hombre que le revuelca las emociones y la saca de su tranquilidad sumergiéndola en una tormenta y en un mundo que pensaba completamente ajeno a ella. Anthony King, nada más y nada menos que el heredero de la mafia más poderosa. Ese obstáculo ya parecía difícil de salvar, cuando personas de su pasado reaparecen para develar los secretos y la razón de la muerte de sus padres, una guerra entre mafias que la convirtió en el último eslabón de la familia enemiga de los King. Dos personas atadas por el destino que lucharán por encontrar la forma de estar juntos, aunque el suyo sea un amor imposible. Primera parte de la Serie Segovia.
Leer másHago a un lado mi rostro como si eso pudiera amilanar esta sensación irresistible de querer besarlo. Porque quiero. Quiero sentir de nuevo sus brazos alrededor de mi cuerpo. ¿A quién quiero engañar? Mentirme a mí misma no es una opción.Anthony se acerca a mi oído y susurra con esa voz grave que me estremece.—Tú no perteneces a este mundo. Tu mundo es otro.Muy en contra de lo que mi razón indica, vuelvo mi rostro para encontrarme con el suyo. Lo miro interrogándolo, pero él endurece sus ojos terriblemente, luce casi aterrador.—Bonita —susurra en un gemido grave y ahogado que me hipnotiza—. Tu mundo es otro.Anthony mira mis labios y yo sé que se muere por besarlos. Se acerca despacio y yo no puedo moverme, pero no quito la mirada de la suya. De nuevo viene esa sensación de calor que me recorre y me consume. Es tan terroríficamente agradable, que no me entiendo a mí misma.Y entonces, sin saber cómo pienso esto que digo, abro mis labios y susurro.—Mírate, Anthony… Tú estás en mi es
—Ve al depósito —me indica el encargado—. Busca solo champaña y lleva cuatro botellas, se ha terminado. Quédate y ayuda a servir, ahí está el jefe.Busco las botellas y las llevo al sector que me indicaron. Se nota que el lugar es especialmente exclusivo porque hay dos tipos parados en ese inmenso balcón, donde impiden la entrada a algunos y a otros sí los dejan pasar. Los guardias me detienen y me miran con desconfianza hasta que escucho la voz del señor King que les grita:—¡Déjenla pasar!—Lo siento —se disculpa uno—, no te habíamos visto antes.—Está bien. —respondo y sonrío.Dejo las botellas en la barra y el barman comienza a destapar cada una.—Cara nueva. Eres linda. —me dice el chico y yo solo sonrío.Mientras él termina, yo observo a mujeres bailar alrededor de unos sillones blancos. Ahí está el jefe con otros amigos, le están montando un espectáculo y están desnudas. Yo estoy realmente impactada por todo esto. Harry tenía razón, esto es otro mundo para mí.En eso, William K
Estoy adormilada después de la siesta que he tomado en la casa de Jonas antes de venir al apartamento de mi jefe que me llevará al trabajo. Harry me reta porque he llegado tarde a su casa y quisiera seguir durmiendo. Se me nota porque bostezo como si me lo fuera a tragar.—Te voy a arreglar esa cara. —me dice y empieza a jugar conmigo, maquillándome.—¡No! —me quejo.—Calla. Te vas a ver divina.—No quiero, Harry…—Si al natural eres preciosa, maquillada eres de infarto —agrega al final, cuando ya ha esfumado la sombra negra de mis ojos y el delineado perfecto—. Te hace una mirada impactante y profunda.Yo me río. Lo adoro por ser tan maternal.Después de su batalla conmigo vamos rumbo al SKY, el lugar donde debo trabajar hoy. Harry conduce y parece más ansioso de lo normal.—Es uno de los clubes más importantes de la ciudad. ¿Alguna vez fuiste?—¡¿Estás loco?! —exclamo haciéndole un gesto despectivo—. Como si me hubieran dejado entrar. Ya sé qué club es ese. Todo el mundo sabe del SK
En lo que resta de la mañana hacemos nuestro intento de ensayo. No nos ha salido nada, pero nos hemos reído a más no poder, incluso si los amigos de Jonas se han quedado y eso nos hace sentir incómodos porque nos observan como si fuéramos bichos raros.Miro a Nicolas que tiene los ojitos brillando de felicidad al verse así de tranquilo junto a Aron. No puede parar de mirarlo, aunque el tipo ni se dé cuenta.—Se ve que va mejorando y no va a quedar amoratado —comenta de repente Angela, observando los abdominales de Samuel y yo la veo demasiado preocupada por el paciente.—Si queda moretón, voy a tener problemas en el trabajo. —se lamenta Samuel.—Lo siento mucho. —se disculpa mi amiga y baja la vista.—¡No! No, disculpa —dice el flaco suspirando—. Yo no quise… Fue mi culpa ¿de acuerdo? Yo debería haberme comportado más decente…—¡Oye! —pego el grito—. Bájate esa camisa que no hace falta que estés presumiendo tus abdominales perfectos a estos pobres mortales. —termino por decir seria. C
—Hola, bonita. Hago como si nada, voy a una mesada, dejo las cubeteras con hielo ahí, busco un paño seco y comienzo a preparar la compresa improvisada con toda la parsimonia del mundo.—¿Piensas ignorarme?Sí. Todo el tiempo. Por eso ni lo miro, bueno, un poquito y de reojo nada más.Anthony está parado con las manos en la cadera, espectacular como la estatua de un gladiador tallada en bronce, las proporciones de su cuerpo, los músculos anchos y duros, cada contorno y cada detalle es tan perfecto que me hace preguntarme por qué no es un modelo también; dejando de lado mis confusos sentimientos por él, que siguen en una guerra abierta entre la atracción más salvaje y el desprecio absoluto, puedo asegurar que él es el más guapo de sus amigos, incluso más que Chris.Prefiero no pensar más en eso y sigo con mi cabeza gacha, preparando esta cosa para Samuel.—Si crees que eso te ayuda. —dice Anthony y me sopla en el oído, naturalmente mis hombros se encogen con eso y pongo cara de molesta
—¡Me voy! —grito a mis abuelos antes de salir de casa—. ¡Recuerden que paso el fin de semana en la casa de un amigo!—¡Por fin! —grita mi abuelita feliz—. ¡Dios ha escuchado mis plegarias! —¡Alto ahí, Emily White! —me reclama mi abuelito—. ¡¿Quién es ese amigo?!—¡A ver cuándo nos presentas a tu novio!Me largo de una vez, matándome de la risa. Les he dado para que tengan de qué hablar, discutir y meditar durante todo el fin de semana.Por suerte, Nicolas, Angela y yo, coincidimos este mes en nuestro descanso. Así que aprovechamos para ensayar las canciones de la obra teatral que estamos preparando para nuestros pequeños del hospital. Lástima que no estará Olivia.Entre los tres nos propusimos acercarnos más a Jonas, para hacer más amigable la relación y más fácil nuestro trabajo. Ya ha pasado poco más de una semana desde que llegó. Aunque es muy bruto, hay que darle crédito en el esfuerzo que está haciendo por mejorar. Así que ya, más animados con los cambios que nos sorprenden, vam
Yo me he quedado dura como una piedra. Esto ha sido lo más raro que he vivido en la vida, no me gustó para nada lo que pasó aquí, odio la clase de gente que se cree que tiene derecho a hacer lo que le venga en gana solo por tener dinero. Pero hay otra cosa que me enerva incluso más. ¡¿Cómo mierda pudo gustarme un tipo como ese?! Me maldigo a mí misma mientras levanto y limpio el desastre que dejaron. Al final, tenía razón, él es como Jonas, por eso deben ser amigos, Anthony es arrogante, soberbio y no le importa ni un comino el sentimiento ajeno. Cuando me doy la vuelta algo me conforta, al menos, la carita feliz de Jenna que viene y me abraza con ganas mientras me da las gracias. El resto de la velada es tranquila y cuando todo termina, en lo único que pienso es en que quiero llegar a casa y me apresuro a salir.Me dirijo hacia mi coche casi corriendo, ya es muy tarde y ni un alma transita por ahí, eso me asusta más que los tipos de adentro.Entonces, veo a unos metros de mi auto
Les doy una mirada periférica evaluándolos y sonrió lo más amable que me es posible.—Cualquier cosa que necesiten…—Pero ¿ella está bien? —vuelve a preguntar para mi sorpresa el chico, incorporándose. —Oye, Ethan —dice el otro enfiestado riéndose las carcajadas—. ¿Qué pasó? ¿Te gustó la niña esa? —¡Idiota! —grita y a mí se me crispan los pelos, cuando veo que el tal Ethan se levanta y le estampa un puño en el estómago. El que me reclamó al principio mi demora, se mata de la risa mientras ve a su amigo quejándose en el sillón. Yo me pego la media vuelta y ya estoy por salirme cuando escucho que el tipo me dice. —Oye, preciosa, vuelve en cinco minutos trayendo lo mismo. Me vuelvo hacía él y solo asiento con la cabeza. Él me mira de arriba abajo, lamiéndose los labios y yo ya me enervo, especialmente cuando agrega. —Da gusto verte servir, delicia. —¡Ya dejen de comportarse como imbéciles! —grita el más joven, mientras los otros dos se ríen sin parar como desquiciados.Salgo del l
Nicolas, Angela y yo, nos encontramos parados frente a la doctora Olivia y el nuevo voluntario, nada más y nada menos que Jonas Williams.Nos habían avisado que seríamos sus tutores ante el juzgado, porque el tipo está aquí cumpliendo condena, haciendo tareas comunitarias. Solo que jamás me hubiera imaginado que el mundo es tan pequeño, él es uno de los amigos del tal Aron, lo reconocimos al instante con Nicolas; nunca podría olvidar cómo se reía divertido de la situación esa noche que su amigo y mi amigo se agarraron a las trompadas.Apenas Olivia se retira de la sala de descanso, Jonas comienza a mostrar la hilacha, tiene un carácter y un temperamento de porquería: es soberbio y altanero; no le gusta aceptar órdenes de nadie; nos ha tratado a Angela, Nicolas y a mí como si fuéramos menos que nada. Típico de cualquier niño rico caprichoso que hace lo que se le da la gana.Camino con él por los pasillos y los puestos de enfermería mientras reviso algunas carpetas con los datos de paci