Brooke no conoce otra vida que la de ser una mercenaria, pero eso va a cambiar cuando decida corregir su camino y entrar a trabajar a la empresa de seguridad privada Iron, volviéndose la asistente personal del dueño, Dieter Iron, un hombre frío y arrogante que esconde un pasado triste y un secreto peligroso. Una vida pasada llena de dolor, un vampiro y un hombre lobo peleándose por su corazón mientras continúan con una guerra entre ellos que lleva cientos de años; una enemiga sanguinaria que no se detendrá hasta cumplir su cometido; y poderes ocultos que la harán descubrir quien es ella en verdad. Hombres lobo, vampiros y brujas; magia, sangre y amor.
Ler maisAvanzo por caminos de tierra, mi vestido largo se arrastra llenándose de polvo, el corsé se encarga de no dejarme respirar de forma normal, aun así voy lo más rápido que puedo, sosteniendo con mis manos la falda. La gente del pueblo me saluda conforme me ven pasar, pero no les presto atención, la angustia que se apodera de mi pecho solo me hace concentrarme en una cosa. Intento no tropezar con ninguna piedra durante mí andar, escucho el ruido de gallinas y marranos en sus respectivos corrales, la vida de cada habitante sigue de lo más normal y aunque soy una de las personas más queridas del lugar, en este momento eso no importa. ¿A dónde voy con tanta apuración?, a la boda de mis mejores amigos, Damián y Catalina; es gracioso, yo los uní, conozco a Catalina desde que éramos niñas, jugábamos juntas y éramos inseparables. Ella es tan hermosa, rubia y de ojos azules, de piel clara y nacarada, esbelta, más alta que el promedio de las mujeres en el lugar y graciosa, con la belleza de un ángel y pese a eso nunca le tuve envidia, incluso me sentía feliz por ella, era como una hermana para mí.
Cuando crecí me mudé con una tía a unos cuantos kilómetros de aquí, en un pueblo no tan cercano, ahí conocí a Damián, uno de los hombres más altos y fuertes del lugar, su piel era de un moreno claro y su cabello era tan negro como el carbón, era atractivo, rasgos finos, pero a la vez varoniles y unos ojos turquesa encantadores, lo más llamativo en su rostro. Nos volvimos unidos, mi tiempo le pertenecía y el suyo de igual manera era mío, una hermosa relación se forjó, cuando por fin regresé a mi hogar, él me siguió, prometiendo que no tenía intenciones de separarse de mí nunca. Todo auguraba que este sería mi final feliz.
Lo primero que hice fue buscar a Catalina, sentía emoción por presentarle a Damián, quería que él la conociera y tenerlos a los dos; aún recuerdo cuando se vieron por primera vez, un relámpago me partió por la mitad, me di cuenta que a partir de ese momento los había perdido a los dos al mismo tiempo; ellos, con solo una mirada se habían vuelto uno solo. Jamás me había sentido tan sola.
No sé porque camino hacia mi propio sufrimiento, no sé por qué voy si sé que lo único que conseguiré será volverme más infeliz. Escucho el bullicio de la gente, estoy cerca, corro lo más que puedo y veo a todos reunidos, aventando pétalos de flores al cielo, festejando; cada grito de regocijo aplasta mi corazón. Por fin los cuerpos se hacen a un lado y lo veo, Damián besando con profundo cariño a Catalina, absortos en su propio mundo, mi mejor amiga y el hombre del que me enamoré, juntos.
Nunca me sentí menos que mi amiga, con mi cabello castaño y mis ojos violetas nunca creí que le fuera a envidiar algo, ni por su altura, ni por su belleza, pero ahora me doy cuenta que tiene algo que siempre quise y que jamás podré tener; ¿ahora qué haré sin Damián?, su amistad no la quiero, no me es suficiente, si pudo haber algo y no se concretó, fue por culpa de Catalina y puedo sentir en el fondo de mi corazón que la odio, pero los veo juntos, derrochando ternura el uno por el otro y… me siento confundida, voltean hacia mí y me sonríen con cariño, desde el día que los presenté me han agradecido mi intervención, supongo que sin mi participación no se hubieran conocido y en este momento no estarían juntos, creo que a quien en verdad odio es a mí misma.
Abro los ojos de sorpresa, me quedo con la mirada perdida mientras que mis oídos zumban con fuerza, aún tengo en mi mano la botella de tequila vacía. Me levanto de la cama y veo un conjunto de cuerpos regados, todos conocidos. Fue mala idea hacer una fiesta la noche antes de ir a trabajar. Me quedo en la orilla de la cama, tallo mi rostro intentando espantar la cruda, mi cerebro comienza a punzar.
—¡Apúrate princesita!—, grita Jenny, mi compañera, me da unas palmadas en la espalda las cuales repercuten hasta mi cerebro aumentando mi dolor.
Jenny es una mujer grande, de las más altas que conozco, con una mohicana rosa, unos lindos ojos color café y un cuerpo bien ejercitado, dejaría en mal a muchos hombres que conozco, bien sus bíceps son del tamaño de mi cabeza y cada una de sus piernas son como las dos mías juntas.
—Te dije que era mala idea hacer esto— me ofrece un vaso de agua y dos aspirinas.
—¿Por qué estás tan fresca como lechuga?—, no entiendo, ella bebió mucho más que yo y la veo rozagante.
—Creo que mi metabolismo es bastante acelerado—sonríe orgullosa con ambas manos en la cintura.
—Se metió coca, por eso está tan despierta jajajajaja— se mantiene en el marco de la puerta, Kuro, con sus ojos grandes y azules, es delgado y de cabello castaño, es demasiado delgado, incluso más que yo, pero lo que le falta de peso corporal lo compensa con agilidad e inteligencia.
—Cállate idiota— le reclama Jenny, sinceramente no quiero saber si en verdad se drogó.
Me levanto de la cama y aun me siento mareada, camino hacia el baño de la habitación, pasando por encima de cada cuerpo, los veo y creo que algunos están ya muertos hasta que deciden girar o acomodarse, cubriéndose de la poca luz que entra por las ventanas. Me veo al espejo, veo mi cabello castaño revuelto y mis ojos violetas enmarcados por ojeras. Tomo algo de agua con mis manos y la arrojo sobre mi cara un par de veces, cuando vuelvo a verme al espejo no soy yo, veo un par de ojos violetas, veo una melena castaña, pero no es mi rostro, tampoco mi ropa, es como ver a un personaje del renacimiento frente a mí, inexpresivo, con ropas de aquella época, levanto mi mano hacia el espejo, tal vez el alcohol y alguna que otra sustancia que consumí anoche me está pasando factura.
Apenas coloco mi mano contra el espejo cuando la mujer del otro lado grita desgarrando su garganta para después ser devorada por las llamas, su piel se carcome, su cabello se eriza y se deshace, la veo consumida en dolor y agonía. Brinco alejándome del espejo, mi espalda choca contra la pared, no puedo dejar de ver la imagen frente a mí.
—¿Todo bien?—, Jenny me trae de nuevo de regreso a la realidad, volteo hacia ella, siento la frente llena de sudor y mi respiración agitada. Cuando regreso mi atención hacia el espejo no hay nada, más que mi reflejo asustado. —¿Otra vez tus pesadillas?
—Eso creo— frunzo el ceño, bajo la mirada y veo mis manos por un momento, aún siguen húmedas.
—¿Qué es lo que soñaste?—, me pregunta mientras me acerca mi ropa.
—No sé…— levanto la mirada hacia ella tomando la ropa en mis manos y sintiéndome vacía, entre más intento recordar lo que soñé menos lo consigo, pero es desesperante porque sintiera que tengo el recuerdo en la punta de los dedos, pero no puedo alcanzarlo —…no recuerdo nada.
Me doy por vencida y comienzo a vestirme, ni siquiera soy capaz de recordar lo que acabo de ver en el espejo, últimamente esto se ha vuelto más frecuente y más frustrante, no puedo descansar y no entiendo por qué, por ahora solo me queda concentrarme en el trabajo, todo tiene que salir bien.
La camioneta de valores avanza por las calles que ya habíamos anticipado, tenemos su ruta exacta, estamos desde los tejados viendo detenidamente su pasar. Tenemos que interceptarlos antes de que lleguen al banco. Jenny dejó una pequeña mina escondida en un bache, quién diría que el descuido del gobierno con respecto a la pavimentación y poco interés en las vías públicas nos generaría ganancias.
La camioneta es enorme y gris, con detalles rojos y la silueta de un lobo. Pasa una de sus ruedas por la mina, generando una explosión no muy grande, el movimiento de la camioneta tan brusco es como si la llanta se hubiera reventado, haciendo que pierdan un poco el control. Se detienen a mitad de la calle, una calle angosta, entre dos grandes edificios, no alcanzan a ver la avenida cuando deciden bajarse para inspeccionar lo que pasó.
Es mi turno, desciendo por las paredes con cuidado de no hacer ruido, agarrándome de las salientes con cuidado, caigo arriba de la camioneta lo más silenciosa posible, me acuesto totalmente sobre el techo de la caja para que no sea tan fácil que me vean. Se abren las puertas, salen dos policías armados con escopetas, el conductor y el copiloto también salen armados y antes de que cierren las puertas Kuro lanza granadas de humo, distrayéndolos, es así como me cuelo hacia dentro de la camioneta, pero no contaba con que había un policía más en la caja, me pone el arma en la frente, levanto mis manos y las pongo detrás de la cabeza.
Su pulso tiembla, de seguro es novato. Como estaba planeado, la camioneta da una sacudida fuerte, haciendo que el policía pierda el equilibrio, aprovecho y tomo su arma, suelta dos disparos que dan en uno de los costados de la camioneta, el cañón detona a lado de mi oído dejándome sorda por un momento. Lo jalo hacía mí, lo sostengo con mis piernas por encima de mí cuerpo mientras me recuesto contra el suelo y lo aviento hacía afuera de la camioneta quedándome con su arma.
Cierro de inmediato las puertas de la caja y volteo hacia la pequeña rejilla que da hacia la cabina, veo como Jenny sube rápidamente y se pone detrás del volante así como Kuro se sube a su lado, listos para darnos a la fuga. Jenny acelera a fondo, las llantas rechinan y la camioneta continua con su camino, sale hacia la avenida, el sonido de cláxones sonando y gritos de odio por la forma tan negligente de conducir.
—¿Todo bien allá atrás?—, me grita Jenny sin dejar de ver el camino.
—¡Perfecto!—, sin voltear a verla empiezo a apilar el dinero y lo meto en unas maletas negras.
—¿Podrás manejar de forma un poco más decente?—, dice Kuro que viene agarrado con uñas y dientes.
—¡Vamos!, ¡estamos en una persecución!—, le dice Jenny llena de alegría, siempre le emociona manejar en persecuciones.
—¿Persecución?, ¡a menos que vengan corriendo!, los policías ya quedaron muy lejos... por favor, Jenny quiero llegar vivo.
—Le quitas lo divertido a todo...— pone los ojos en blanco y disminuye la velocidad.
Después de unos minutos la camioneta llega a la zona más alejada de la ciudad, donde se concentra la mancha industrial, bodegas con maquinaria, ni una sola casa alrededor, trabajadores caminando por las calles con sus cascos amarillos y sus botas de trabajo. Vamos más lejos, más allá donde quedan los despojos de las empresas que se han ido a la m****a, edificios vacíos, casi por caer, llegamos a esa zona donde solo los marginados encuentran refugio. Llegamos a un almacén vacío a 30 minutos de donde tomamos el camión, abro las puertas y les aviento las maletas con dinero, una tras otra, cuando termino salgo de un solo brinco, tomo un par de maletas que aún están en el piso mientras Kuro le prende fuego a la camioneta. Por un momento me giro y la veo arder, el humo negro choca contra el techo de la bodega sin encontrar como salir de ahí, en pocos minutos esto se volverá una trampa mortal, así que nos apuramos a salir. Caminamos hacia la coladera más cercana y entramos por ahí, dejando que la camioneta y el almacén se quemen.
—Tú fuiste mi motivo por el cual salimos de la corte de los milagros… ¿recuerdas?, fuiste el motivo por el que decidí tener un empleo "digno"… gracias a eso conocí a Dieter y ahora… bueno… todo lo que conllevó su licantropía, los Bathory. Tu estuviste ahí, en cada paso… viéndome, apoyándome… viste a tus biznietos crecer, fuertes y grandes, solo que siento que a la más pequeña te faltó disfrutarla más… abu, te extraño… más de lo que te imaginas, espero que donde estés me veas orgullosa. Aunque han pasado muchos años desde la muerte de mi Abu, su ausencia sigue pesando en mi corazón, agradezco que su muerte fuera tranquila. Simplemente un día se fue a dormir y ya no despertó, creo que no hay mejor forma. Cada año a partir de ese día vengo a verla, Dieter y nuestros hijos me acompañan. Desde la muerte de Elizabeth las cosas fueron mejorando, más lobos llegaron y se unieron a la jauría de Dieter, no hemos encontrado vampiros por los alrededores y los que han
Cuando Amanda estácasi llegando al ataúd, Elizabeth corre hacia mí gritando y maldiciendo, uno de los ganchos se lanza directamente hacia su cabeza, salta hacia atrás, esquivándolo, el gancho choca contra la pared, cuando regresa tira pedazos de roca al piso. Amanda termina colgando por encima del ataúd, dejando caer gotas grandes de sangre a través de su pelaje. Busco a Elizabeth, pero no la encuentro hasta que siento un golpe fuerte, cae sobre mi espalda aventándome hacia delante. Caigo al piso, sobre mi brazo izquierdo. Doy vuelta sobre mi espalda y Elizabeth toma mi espada del piso y se acerca amenazante. La cabeza me da vueltas, me levanto con dificultad, pongo mi mano en mi vientre como si con eso pudiera protegerlo. —Qué triste será para Dieter— pone un puchero falso —matéa su padre, matéa Helena y a su hijo y ahora… te mataré a ti, ¿quétan miserable puede volverse un hombre lobo? Lanza una estocada, me agacho de inmediato
Su piel se rompe, se desgarra al igual que suropa, como si de un traje se tratara, cae al piso dejando salir a un lobo enorme e imponente, el más grande de todos, doy un par de pasos hacia atrás para verlo mejor. Le sonrío orgullosa de la bestia tan feroz que tengo frente a mí, en verdad se ve tan genial. —Te ves tan genial— le digo sorprendida con una sonrisa, recuerdo esa primera vez que me rescatóde esos violadores, recuerdo como se ocultóde mí por temor a asustarme, ahora lo veo y creo que no hubiera podido asustarme con un perro tan gigante y bonito. —“Eres tan rara”— escucho su voz resonando en mi cabeza, fuerte, gutural, salvaje. —Y asíme amas— me acerco lentamente y entonces se hinca, me sujeto de su cuello mientras lo monto y adopta una posición a cuatro patas. —“Te amaréhasta la muerte”— escucho su voz en mi cabeza y me aferro más a él. —Hasta la muerte mi amor— le doy un pequeño
Elizabeth Bathory Esta casa se ha vuelto oscura, triste, más de lo que ya era, estoy sola, solo tengo a mis hombres, pero no me queda nada. Mi única familia, Armand, decidió dejarme por esa maldita bruja, por ayudarla, por protegerla, no tenía otra opción, tuve que matarlo. Tomo mi cabeza entre mis manos y grito con fuerza hasta que siento que mis pulmones están a punto de explotar. Sé que vienen por mí, sé que no dejarán esto asíy los estaréesperando. Estoy encerrada en la que era la habitación de Armand, estoy como alma en pena, solo sé caminar sin sentido por toda la casa hasta llegar como siempre aquí, él podría seguir vivo, pero no… decidióunirse a Brooke. Ella me obligóa matarlo y la odio por eso, maldita bruja hija de perra. Cumplirémi amenaza, cortarésus piernas y manos, arrancarésus ojos como ella arrancó el mío y la mantendréencerrada hasta el último día de su vida. Me po
—Él siguiólos pasos de su abuelo, se volviótodo un caza monstruos, jamás lo ayudaron a desarrollar sus poderes como brujo, se quedaron estancados, pero bien dicen que las cosas pasan por algo— me sonríe satisfecha —se enamoró de una joven bruja, Sika Kozak, con ella tuvotres hijos— voltea de nuevo hacia mí —en ese entonces me tenía en buena estima, me buscóy tenía una relación muy linda con él y con su esposa, los niños eran un encanto, fueron trillizos, pero es lo único que sé… les perdí la pista después de eso. —Vaya… curioso árbol genealógico. —Ni que lo digas…— suspira con pesadez, acaricia los nombres en la tela vieja y parece que su mente sigue en el pasado —¿has venido por lo que me encargó Brooke? —¿Lo que encargó Brooke?—, noto como esconde en su bolsillo el pequeño recipiente —¿qué encargó Brooke?—, la veo con los ojos entrecerrados. —Nada lobito, nada… ¿a qué has venido?—, camina alrededor de la mesa y me ve fijament
—¿Tan rápido?, han pasado siglos desde que la perdí… le lloré cada noche, oré porque su alma tuviera descanso… Dios sabe que la amé y sufrí su luto el tiempo que tenía que hacerlo, ahora tengo la oportunidad de seguir con mi vida y de tener una mate que me ame como yo a ella… y eso para mí es suficiente, además… no eres la persona indicada a la cual le deba explicaciones… ahora vete… huye lejos, donde nadie te conozca, donde no te pueda encontrar, principalmente Brooke, porque cuando ella te encuentre no haré nada por defenderte de su furia. No voy a decir que lamento su dolor, porque no lo hago, ella se hizo de muchas artimañas para quedarse como alfa de mi jauría, no sé si por ambición o por amor hacia mí, pero se aferró hasta el punto de mentir y provocar que Brooke fuera lastimada, eso no tiene honor. Respiro profundamente y entro a mi habitación, dándole la espalda, sabiendo que no es peligrosa, por lo menos no para mí. Veo a Brooke enredada en las sábanas durmiendo, me
Último capítulo