El cuerno resonó de nuevo, un lamento grave que cortó el aire nocturno como una cuchilla. Los gritos de alarma desde el campamento de Claro de Luna se intensificaron, mezclándose con el rugido de lobos y el sonido de metal chocando contra metal. Ryan, Lyanna, Tiberius, Kael y los reformistas salieron de la cueva, sus rostros iluminados por la luz plateada de la luna. El ataque no era una sorpresa, no después de la llegada de Cleo y Darian, pero la rapidez con la que Brisa Clara había actuado los tomó desprevenidos.
“¡Es una emboscada!” gritó Eryn, la joven reformista, desenfundando una daga mientras corría hacia el campamento. Los demás reformistas la siguieron, sus expresiones una mezcla de miedo y determinación. Ryan sintió el instinto de su lobo rugiendo, listo para transformarse, pero se obligó a mantener la calma. Si este