Dante, al escuchar la palabra "herida", supo que se trataba de su esposa. Sus ojos se abrieron con sorpresa y una profunda preocupación. Sin pensarlo, le arrebató el teléfono a Alan y, mirándolo fijamente, gruñó:
—Me debes una explicación —Luego, se llevó el teléfono a su oreja y, con urgencia, preguntó—: Dime, ¿mi esposa está bien?
Dexter, al darse cuenta de que la voz al otro lado del teléfono no pertenecía a su amigo, supo quién era.
—Dante, Ava está bien.
Dante suspiró aliviado, sintiendo cómo su cuerpo se relajaba momentáneamente. Pero no dejó de indagar.
—¿Y Dafne y Sofía? ¿Cómo están?
—La de cara angelical tiene una herida en el hombro, pero Dafne solo está asustada.
—¿Quién eres tú y por qué las tienes? —preguntó ahora con una voz tensa, buscando respuestas.
—Ya le mandé la ubicación a Alan para que conversemos personalmente —colgó la llamada sin darle oportunidad a más preguntas. Miró a Sofía, que aún estaba en sus brazos, y agregó—: Ya vamos a llegar para que te atiendan.
Da