Mundo ficciónIniciar sesiónAdrien, medio incorporado en la cama, recibió con manos temblorosas un pequeño estuche blanco, que le entregó Alexander con una sonrisa de complicidad, como si ambos compartieran un secreto. Y al abrirlo…
Un anillo de oro blanco brilló entre los pálidos dedos de Adrien. Con diamantes y esmeraldas formando a una pequeña tortuga que parecía real, por su nivel de detalle. Una pieza tan delicada y bella como él.
Me ofreció el anillo y mi mente se convirtió en un campo de batalla. Demasiados pensamientos arremolinándose en mi interior, me hicieron temblar.
—Aún es pronto, Adrien… ni siquiera me conoces bien. Yo…
Pero él no vaciló ante mi negativa. Aunque sus ojos se oscurecieron con mi respuesta, se negó a dejarme hablar.
—Camelia, mi dulce flor… Hay una sola cosa que deseo, y es a ti. Tal vez este tiempo haya sido breve para que me ames, pero yo… yo te amo con todo lo que soy. Con ca







