Mundo ficciónIniciar sesiónCamelia.
Estela se había quedado dormida en el asiento trasero de la camioneta, estaba agotada por su nuevo trabajo y por cuidarme hasta la madrugada, casi no había dormido y debía ir a trabajar en unas horas.
Podía percibir el ambiente tenso y me movía intranquila en el asiento, aunque Adrien hablase tan dulce como siempre y su semblante se viese tan tranquilo, sus ojos se habían oscurecido y daban la sensación de que una tormenta ocurría en su interior.
Sin más opción suspiré y me preparé para arreglar las cosas. Tomé su mano y le acaricié suavemente el dorso para inspirarle paz. Adrien me sonrió de vuelta con una brillante sonrisa que no llegó a sus ojos, decidida a no posponerlo más, le pregunté lo que ocurría.
—¿Por qué estás tan preocupado?
&nb







