—Entonces de dónde vengo, vivimos en casas consideradas una moda europea, y yo pensando que vivía en un ranchito de esteras pisos de tierra, siempre con temor a que el viento nos arrancase el techo mientras dormíamos.

—La vida es como un vaso de agua, lleno hasta la mitad. Hay quiénes lo ven medio vacío y otros lo miran medio lleno. Hay quiénes lloran por no poder comprar él último auto deportivo y otros porque una enfermedad los deja en quiebra. Algunos por no tener el último iPhone en salir y otros por no tener siquiera un bocado para comer, ¿sabías que hay países donde se alimentan de la basura?

—No me quejo de mi casa —respondí avergonzada—, agradezco todo lo que he tenido. Podrá haber sido humilde, aunque al menos tuvimos lo necesario. Solo no entiendo como lo “rústico” o “humilde&rdquo