CAPITULO 44.3
JOAQUÍN

La mandíbula de Mía se tensa por el comentario cargado de doble sentido.

—No, no sé, por eso te pregunto.

—Soda, si tienes. Con limón. Gracias —aclara Vivian, y toma asiento en mi sillón. ¡Se va a poner cómoda la muy descarada!

—¿Y tú, amor, qué…?

—No quiero nada —me interrumpe Mía.

Sí, confirmado: está cabreada.

Voy a la cocina y dejo a estas dos mujeres solas en la sala, aunque me preocupa lo que Vivian pueda decirle. Ella puede ser una auténtica zorra si se lo propone. Por eso preparo la soda lo más rápido que puedo.

No entiendo la actitud de Vivian. Es una chica con problemas: es adoptada y se siente sola. Tal vez necesita solo un amigo. Después de todo, ella ha estado conmigo en mis peores momentos. No es que haya hecho mucho, pero, además de Frank, es la única amiga confiable que he tenido. Cuando regreso a la sala, encuentro a Vivian sola.

—¿Dónde está Mía? ¿Qué le dijiste? —le pregunto dejando el maldito vaso en la mesa.

—Nada. Dijo que mejor te esperaba en el cuarto —c
Nayla R. Noches

Que ganas de darle un tortazo a esa Vivian.

| Gosto
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