CAPÍTULO 34

—No digo que vayas a pasar el rato conmigo —aclaró Danilo, imaginando que la confusión en el rostro de la joven era por lo inusual de recibir una invitación a salir del país de un apenas conocido—, yo solo iré a alcanzar a mi abuela a su casa en la playa, así que puedes ir a acompañarla y a sanar lo que sea que te esté matando. Es más, espera, no me digas nada a mí, estoy segura de que la abuela Sofía estará encantada de recibirte, dame medio minuto y lo verás.

Acto seguido, Danilo tomó su teléfono y comenzó a marcar un número, luego habló con su abuela y le dijo que Mari estaba ahí y que ella quería salir corriendo de Monterrey, así que le había parecido buena idea invitarla a ir con ella.

Sofía no entendió del todo, que Mari quisiera salir corriendo de Monterrey luego de haber vuelto a ese lugar le parecía raro, porque sabía que no había estado en el estado cuando la buscó para celebrar, así que quiso hablar con una joven que, al escuchar el sonido de una cálida voz familiar, solo p
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