El peor castigo: 32. Este anillo lleva tu nombre
Salieron del aeropuerto seguidos por el séquito de hombres de Matías, y se detuvieron en la casa de Amelia y Cristóbal.
Emma miró al padre de su hija sin comprender.
— Matías, ¿Qué hacemos aquí? Creí que querrías hablar.
— Sí, pero nuestra hija no tiene por qué escuchar nuestras primeras peleas maritales — le dijo en un tono de broma.
— Esto no es una pelea marital — defendió, de pronto sonrojada.
— Amelia y Cristóbal estarán encantados de quedarse con Mía las próximas horas.
— ¿Qué? Pero…
En eso, Amelia y Cristóbal se asomaron. Emma y Matías bajaron del auto.
Cristóbal saludó a su amigo y Amelia se llevó a Emma a un lugar más apartado.
— Estará bien conmigo, lo sabes, la cuidaré muy bien mientras tú y Matías resuelven lo que sea que tengan que resolver.
— Lo sabes.
— Bueno, cuando me dijiste que necesitas ayuda con dos boletos de avión para ti y Mía, y luego Matías llamando a Cristóbal, nos tuvimos que poner al tanto, así que sea lo que sea que esté ocurriendo, deben resolverlo.
Emma