31. Amelia no resiste la noticia
No, no, no…
— ¡¿Cómo que se lo han llevado?! ¡¿Quién?! — exigió saber, ya para ese punto fuera de sí, desconcertado, asustado… preocupado. La enfermera lo veía con ojos asustados, tristes, sin saber qué decir, tan solo negaba con la cabeza.
— No lo sé, señor, de repente me descuidé y… ya no estaba, por eso fui rápido a ver las cámaras de seguridad, pero…
— ¿Pero qué? ¡Habla!
— Un hombre…
Cristóbal entornó los ojos.
— ¿Un hombre? ¡Termina de hablar de una buena vez!
— Un hombre se lo llevó.
En ese momento, Cristóbal quiso golpear algo.
— Muéstrame las cámaras — ordenó con voz críptica.
La enferma asintió, pidiéndole con ese gesto que lo siguiera, y en cuanto Cristóbal tuvo frente a sí la escena en la que estaban secuestrando a su hijo, a su primogénito, tuvo que desatarse el nudo de la corbata porque de pronto comenzó a faltarle el aire, y se sintió increíblemente descompuesto.
Se pasó la mano por el rostro, reaccionando. Debía actuar rápido y dar parte a las autoridades, así que sacó e