13. Págame con tu cuerpo
Cristóbal no se movió del hospital a pesar de lo que hijo, y cuando Amelia fue dada de alta, él ya la esperaba dentro del auto.
— Pensé que… ibas a irte — le dijo Amelia, notoriamente asombrada, pues eran pasadas las dos la madrugada.
— Hubo un problema a la hora de realizar el pago, y como ya ibas a salir, no tenía sentido que nos fuéramos por separado — argumentó, pero la realidad estaba en que mentía, mentía grandemente. Porque allí llevaba las últimas horas, a la expectativa por si algo malo sucedía.
Amelia asintió ligeramente, un tanto decepcionado. Era una tonta si pensaba que se había quedado por ella.
— ¿Cuánto fue la cuenta? — preguntó después de un largo rato.
— Eso no debería importarte — respondió Cristóbal, todavía sin mirarla.
— Pero me importa. Quiero devolverte lo que has pagado.
Cristóbal rio y negó con la cabeza.
— Dudo que tengas esa cantidad, Amelia.
— Lo sé, pero… no quiero deberte nada.
— No te queda el papel de digna, Amelia, por favor.
— Yo no… estoy