32. Bajo su poder.
¡Piensa, Annie, maldita sea, piensa!
¡Lo tengo! Cambio mi vestuario por algo más sexy y llamativo: un vestido rojo satinado, ceñido a mi silueta, sin nada debajo.
Adopto el tono azulado que heredé de mi madre, un color tan ajeno a mi apariencia habitual asegurándome de que Arón no me reconozca.
Mis ojos violetas brillan con intensidad, pero sé que no serán suficientes para delatarme.
—Thor, ¿crees que Arón alcanzó a escuchar tus últimas palabras? —le pregunto. Debo estar segura de mi siguiente paso.
—Potra, no alcanzó a escucharme. ¿Qué tienes en mente?
—Gozar y enloquecer a este lobo. Hacerlo rogar, gemir y recordar quién manda. Pero necesito que me ayudes a ocultar el olor de mi pequeña —digo, sonriendo con malicia.
—Cuenta conmigo, y si es para divertirnos, mucho mejor —responde Thor con tono juguetón.
Así que, manos a la obra. Este lobito va a aprender de una vez por todas quién es su dueña.
Me aproximo más a mi lobito y rozo mis labios contra los suyos. Él parpadea varias veces