LA AMANTE VIRGEN. CAPÍTULO 31. ¿Por qué no la protegiste?
LA AMANTE VIRGEN. CAPÍTULO 31. ¿Por qué no la protegiste?
Sobra decir que a la alta sociedad londinense le encantaban los chismes y los rumores, pero normalmente venían camuflados entre conversaciones de las criadas y acusaciones anónimas en redes sociales. Como toda gente sin mucho oficio y con alto beneficio, les encantaba ver el mundo arder, y rara vez tenían la espectacular oportunidad de ver cómo sus congéneres se gritaban a la cara sus verdades con pruebas incluidas.
Así que todo el mundo, incluyendo los grandes magnates con los que se codeaba Conrad Pearce, estaban más que atentos a aquella conversación y a todo lo que Blake les estaba diciendo.
—¿Cómo te atreves a acusarme de algo así? —le escupió su suegro con rabia, sabiendo que quedaría mal delante de todos si no desmentía aquella acusación—. ¿Por qué no le dices a todos que estás en la quiebra y buscas a alguien a quien culpar?
—Tienes razón, estoy en la quiebra y no me molesta asumirlo y mucho menos que nadie lo sepa —esp