LA AMANTE VIRGEN. CAPÍTULO 32. Ustedes no son nada mío
LA AMANTE VIRGEN. CAPÍTULO 32. Ustedes no son nada mío
Quizás era válido aclarar que en todos aquellos años, ni una sola vez Conrad o Darcy habían vuelto a ver a aquel hombre, aunque eso no quitara que pensaran en él repetidamente. Tampoco habían sido capaces de reconocer su nombre porque lo había cambiado cuando había decidido comenzar con su venganza, así que el nombre que salió de los labios de Conrad Pearce fue uno muy diferente.
—Thomas... —susurró impactado, como si acabara de ver al peor fantasma de su pasado.
—Exacto, Thomas. ¿Cómo eres capaz de reconocerme después de todos estos años? Yo te he visto varias veces y tengo que admitir que te ves demasiado acabado para tu edad… amigo.
Arrastró aquella última palabra mientras cruzaban un par de miradas asesinas, y junto a ellos Darcy casi comenzaba a temblar, aunque nadie imaginaba por qué.
—¿Cómo...? ¿Cómo puede ser que estés...? —intentó balbucear, pero la furiosa expresión de Lawrence Dalton la hizo callarse en un instante.
—¿C