PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 4. Sobreviviendo
Los labios de Gigi se abrían y se cerraban pero ningún sonido salía de ellos. Era evidente que estaba un poco aturdida, pero esa era una condición que su madre había alentado particularmente a lo largo de su corta vida.
—Cariño, las dos sabemos que tienes