- Es un gusto conocerla Señorita Ivanova - Lilith extiende la mano y Polina hace lo mismo, aquello toma por sorpresa a Kamill.
El aire parecía detenerse cuando la mano de Lilith, fría como un amanecer en pleno invierno, rozó la de Polina. La temperatura de la sala descendió de forma tan palpable que Polina juró que la propia Reina del Hielo había invadido el lugar con su presencia. El contacto fue breve, pero suficiente para que un escalofrío recorriera su columna, erizándole la piel.
Epona se erguía frente a ella con una elegancia que parecía sobrenatural. Sus movimientos eran precisos, fluidos, como si cada gesto estuviera cuidadosamente calculado. A pesar de la frialdad que transmitía, había algo en su porte que irradiaba un poder cálido, una llama oculta bajo su gélida superficie.
-Polina -dijo la amazona con una voz grave pero melodiosa, mientras sus ojos, profundos como un bosque en penumbra, se clavaban en los de la pelirroja.
Polina intentó hablar, pero las palabras se enre