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El vehículo de Kamill detuvo su andar, habían parado en Villa Florida, entonces sus miradas se encuentran, en ese momento se abrió la noche como un pecho herido, y en su latido oscuro se encuentran, los latidos de sus corazones eran salvajes, como furia callada, deseo reprimido,
tempestad que nunca se nombró, pero fue.
Sus ojos para Kamill eran puñales, que lo desgarraban sin tocar la piel, cada respiración un golpe brutal, un mandato sutil, feroz y fiel. Era una leona y el era su presa.
Las palabras murieron antes de nacer, porque todo se dijo con gestos tensos, con manos que hablaban sin entender el lenguaje crudo de los silencios qué ocultan mil batallas y guardan mil secretos.
Lilith fue la que realizo el movimiento, el cuerpo de la mujer se posiciona por encima del cuerpo de Kamill, aunque había prendas de por medio, Lilith pudo sentir el miembro masculino, ella emite un suspiro de satisfacción, segundos después sus bocas se unen de manera desesperada. Chocaron como