En primera instancia, un exultante Keerd cogiendo de la mano a un dichoso Daylhan, presenciaban la ceremonia-ritual que Seth llevaba a cabo.

Por supuesto, cuando iba a degollar a la primera res, Daylhan cerró los ojos y ocultó el rostro contra el pecho del moreno, quien le acarició el cabello y le besó.

Todos y todas les habían dado la enhorabuena nada más iniciar el blòt mientras que los pocos niños y niñas que había, pedían tocar la barriga del joven.  Según le comentó Keerd, era una costumbre para que los pequeños desarrollaran el sentido de respeto y protección hacia su futuro líder.

La segunda res fue sacrificada, dando por finalizado el blòt, lo siguiente fue la correspondiente fiesta para comer la carne sacrificada.

La celebración era de regocijo, felicidad y un cúmulo de alabanzas en honor a los futuros padres, provocando que Daylhan se coloreara muy seguido.

Ajenos y a causa del jolgorio, ninguno mantenía sus sentidos avizores hasta que, d