-Va, va, va...HE DICHO VA...¿Ehmm? ¿Peter?- se sorprendió Seth al ver al moreno recuperándose.
-Seth, Neilan... él...me pidió que...te llamara- habló entrecortadamente a causa de haber hecho todo el camino corriendo.
Necesitaba entrenar más pues eso de rozar los cuarenta le empezaba a pasar factura.
-¿Le ocurre algo?-
-No...no lo sé, está vomitando y...-
El druida rodó los ojos y dejó escapar un suspiro. Luego dijo:
-Calmate, no le sucede nada malo-
-¿¿Y tú qué sabes??- se enfadó Peter.
-Te lo puedo asegurar-
-¡¡Pero ve a verle!!-
Dando un suspiro, Seth le pidió que esperara, agarró lo básico y acompañó al hombre a casa de Neilan.
Cuando llegaron, Peter entró como un desquiciado seguido por el druida, quien lo hizo la mar de tranquilo.
Neilan, repuesto y con los niños abrazados a él les vio entrar y les saludó.
-En serio, ¿Me haces venir para...nada?- le aseveró el de piel morena.
-¡¡Cómo que para na