UNA HORA Y MEDIA ANTES.

Fernando salía rápidamente de la mansión Lancer totalmente preocupado por la vida de Ximena.

No había manera en la que pudiera llegar al consultorio del doctor Thomas antes de que Félix y mucho menos que pudiera evitar que su hermano hiciera esa ecografía.

Se sentía contra la espada y la pared. Así que en su desesperación, decidió llamar al único hombre que podía ayudarlo en ese momento.

Tomó su teléfono celular mientras conducía y marcó el número telefónico de Haiko Torishima. Si ese hombre aceptó ayudar a Adalberto con el testamento de Facundo, seguramente podía darle una mano en esta situación.

—¡Vamos! ¡Vamos! ¡Contesta!—, decía Fernando mientras escuchaba el tono de la llamada.

—Haiko Torishima. ¿Qué desea?—, dijo Haiko contestado la llamada.

—Haiko... Soy yo. Soy Fernando Lancer—, dijo Fernando desesperado mientras conducía a toda velocidad.

—¿Fernando?—, preguntó Haiko sorprendido y se apresuró a cerrar la puerta de su oficina para poder hablar tra