Ese sería el primer día Ximena en las nuevas empresas de Haiko Torishima. Uno de los días más fastidiosos y al cuál ella hubiera preferido no asistir.

Se puso en camino acompañada de su escolta personal y su chofer privado.

—Olvidé cuando fue la última vez que fuí a GIGA CORPORATION—, dijo Ximena mientras miraba por la ventanilla.

Ramiro y Alfred cruzaron miradas por un segundo a través del espejo retrovisor. Al parecer Ximena no sabía lo que ellos sí.

—Señorita Ximena, me temo que ese edificio ya no se llama así—, dijo Ramiro.

—¿De qué hablas? ¡Siempre ha tenido ese nombre!

—Eso era cuando pertenecía a la familia Lancer—, dijo Ramiro.

—Sigue perteneciendo a la familia Lancer. Pertenece a Fernando.

—Pertenece a las empresas Torishima. No importa cuánto dinero le haya inyectado Fernando, el dueño sigue siendo Haiko.

Eso es estúpido... ¿y qué nombre le pusieron?

—¿Por qué no lo mira por usted misma?—, indicó Ramiro señalando con su dedo hacia adelante. Ya habían llegado al edifi