Capítulo 129. Aerolíneas Zagreb
Félix estaba sentado en una de las habitaciones de la clínica más importante y costosa de toda la ciudad eterna, y por ende, una de las mejores de todo el país.
Acariciaba el corcho de una botella que había abierto un par de minutos atrás mientras estaba más pensativo que nunca.
En ese momento, Urdaneta entró en la habitación y se acercó a él para decirle algo al oído.
—La señorita Ximena no abordó el avión, señor—, dijo Urdaneta en voz muy baja.
Félix asintió con la cabeza.
—Seguramente el idiota de Ramiro la puso alerta para que no cayera en mi trampa—, dijo Félix sin perder la serenidad.
—Muy seguramente, señor—, respondió Urdaneta.
—Adónde diablos querrá ir...
—No lo sabemos, señor Félix. La señorita Ximena no dió detalles al jefe de vuelo. Además, no hemos logrado encontrarlos en el circuito de cámaras de vigilancia que tenemos por toda la ciudad.
Félix sonrió de forma sarcástica, pero sin perder la tranquilidad.
—Ya veo que fue un error enseñarle a Ramiro todas nuestras