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Tú Me Perteneces
Tú Me Perteneces
Por: JC. La Consy
Capítulo 1. Acosada

[ HA RECIBIDO UNA TRANSFERENCIA BANCARIA DE 300.000$ ] 

Se podía leer en el teléfono de Ximena, mientras que los oficiales de policía la arrestaban y le ponían las esposas. 

—Ximena Montenegro, usted queda arrestada por el delito de malversación de fondos—, dijo el oficial que la empujaba a la patrulla. 

—¡Debe haber un error!—, gritaba Ximena con todas sus fuerzas, hasta casi desgarrar su garganta—, Yo no me he robado ese dinero. No entiendo cómo llegó a mi cuenta de banco. 

Fue lo último que dijo antes de que esa capucha en su cabeza hiciera que todo se volviera de color negro. Cuando le quitaron la capucha de nuevo, ya se encontraba en la oficina de su jefe. 

Félix Lancer, el dueño absoluto de GIGA CORPORATION, la empresa que se encargaba de hacer los edificios más lujosos del país. 

—¡Siéntate!—, ordenó Félix. 

Los oficiales de policía salieron de inmediato de la oficina, y dejaron a Ximena esposada y completamente a merced de ese hombre. 

—¡Yo no he robado a la compañía! ¡No sé cómo llegó ese dinero a mi cuenta! 

—¡Lo sé! 

La respuesta de Félix dejó a Ximena completamente anonadada y en shock. 

—¿Lo sabes? 

—Si, lo sé. Yo mismo te transferí el dinero. 

Félix servía un trago de coñac para él y otra para Ximena. 

—Pero... ¿De qué estás hablando? ¿Qué quieres lograr con todo ésto? 

—¡Bebe!—, ordenó Félix entregando el vaso de cristal.

—¡No voy a tomar nada!—, Ximena lanzó el vaso al piso, y este se rompió en mil pedazos. 

Félix Lancer abrió el cajón de su escritorio y sacó una hoja y un bolígrafo. 

—Solo firma aquí y saldrás libre de todos los cargos. 

—¿Qué es eso? 

—Es un acta de matrimonio. Es muy fácil, Ximena. Acepta ser mi esposa para siempre, y no irás a la cárcel por ladrona. 

—¿Te has vuelto completamente loco? ¡Tengo mi prometido y lo amo! 

—Tu prometido no puede salvarte de 15 años de cárcel, yo si. 

La respiración de Ximena estaba agitada y sus ojos se llenaron de lágrimas. Era muy injusto lo que Félix estaba haciendo. 

—¡De ninguna manera!—, gritó—, Soy inocente, y sé que puedo demostrarlo. 

—Qué decepción...—, suspiró Félix, mientras se sentaba—, Creía que eras una mujer más inteligente. 

—¡Cállate! 

Félix presionó un botón de su teléfono de oficina y de inmediato, los oficiales volvieron a entrar en la oficina. 

—Quizás un tiempo en la cárcel te haga pensar con más claridad, y puedas pensar mejor en mi generosa oferta. 

El rostro de Félix fue lo último que Ximena vio antes de que le volvieran a colocar esa capucha en la cabeza. Lo próximo que pudo ver, fue el interior de una celda, dónde la habían encerrado. 

—¡Saquenme de aquí! ¡Soy inocente!—, gritaba Ximena una y otra vez. 

Al día siguiente abrieron su celda muy temprano y la llevaron hasta las duchas. 

—¡Quítate la ropa!—, ordenó la jefa de los guardias. 

Su nombre era Adelina Bustamante, y había sido enviada por el mismísimo Félix Lancer para que hiciera de su vida un infierno. 

—Yo puedo bañarme sola... 

—No lo diré otra vez, Blancanieves... ¡Quítate la ropa!—, gritó, esta vez más fuerte. 

Ximena comenzó a llorar, pero aún así no obedeció y negó con la cabeza, a pesar de que estaba temblando de miedo. 

—¡No tengo tiempo para esto! 

Adelina Bustamante la tomó a la fuerza y con la ayuda de otras mujeres guardias la despojaron de toda su ropa, y luego comenzaron a rociarla con agua fría directamente de la manguera a toda potencia. 

Al momento de la comida fue también muy difícil. Adelina Bustamante entró en el comedor y tomó la charola de una reclusa al azar y la arrojó al suelo. 

—¡Ximena Montenegro! 

Ximena se puso de pie y era la única que estaba levantada, mientras que todas las demás comían tranquilamente. 

—Di... Dígame... 

El labio de Ximena temblaba y su voz se quebraba casi al borde del llanto. 

—Tienes que limpiar el piso—, ordenó. 

Ximena se acercó a ella lentamente, mientras que todas las demás solo miraban. Algunas reían y otras solo observaban en silencio. 

—¿Dónde están las herramientas de limpieza?

—¡Lo harás con tu boca! 

Adelina tomó el cabello de Ximena y la obligó a poner su rostro sobre la comida. Ximena solo se preocupaba por poder respirar y no por su cabello que estaba quedando empapado en puré de papas. 

—Félix Lancer te manda saludos—, susurró Adelina cerca del oído de Ximena. 

El día siguiente fue un poco mejor, cuando Ximena recibió la visita de alguien muy especial. Xander Ibáñez, su amado novio y prometido. 

—¡Xander! 

Ximena se apresuró para tomar la mano de su prometido y besarla. 

—¡Te voy a sacar de aquí! 

—Yo no lo hice, Xander. Fue una trampa de mi jefe. 

—No te preocupes. Lo vamos a hundir y se hará justicia. 

—Me tienes que sacar de aquí Xander...—, Ximena se quedó viendo los ojos de su prometido—, ¡Estoy embarazada!—, confesó. 

Aquella noticia dibujó una gran sonrisa en el rostro de Xander. 

—Yo también tengo algo muy importante que decirte—, Xander se arrodilló frente a la reja de la celda y sacó un anillo de su bolsillo—, ¿Te quieres casar conmigo? 

Ximena se llevó la mano a la boca y sus lágrimas comenzaron a salir una detrás de otra. 

—¡Por supuesto que sí! 

Tuvieron que aplastar su rostro contra la reja, pero finalmente pudieron darse un beso para sellar aquella bonita reunión. 

—Se acabó el tiempo—, dijo el guardia.

—Pagaré al mejor abogado del país y te voy a sacar de aquí, lo prometo—, gritaba Xander, mientras lo sacaban de allí. 

Xander salió de esa prisión con la convicción de que debía hacer todo para sacar a Ximena de ese lugar. Se subió a su auto y comenzó a llamar, mientras conducía de regreso a casa. 

Adalberto Mijares era el mejor abogado del país y eterno enemigo de la familia Lancer por su pasado fraudulento y fama de corrupción. 

—No te preocupes, Xander. Yo los ayudaré—, dijo Adalberto a través de la llamada telefónica. 

—¡Muchas gracias! ¡Muchas gracias!—, Decía Xander muy emocionado—, Le pagaré hasta el último centavo. 

—Será todo un gusto poder hundir a ese desgraciado. 

—Tengo muchas pruebas que...—, Dijo Xander, pero se detuvo en medio de la oración. 

Xander había notado que su automóvil no tenía frenos y que cada vez aumentaba su velocidad, hasta que finalmente se salió de la carretera y fue a parar contra un árbol. 

El golpe fue realmente fuerte. Un trágico accidente en dónde Xander perdió la vida de inmediato sin que nadie pudiera hacer nada para evitarlo. 

En el edificio de GIGA CORPORATION, Félix Lancer recibía una llamada telefónica de sus hombres. Esos que se encargaban de hacer el trabajo sucio para él. 

—¡Está hecho, señor!—, dijo la voz del otro lado de la línea telefónica—, Xander Ibáñez está muerto. 

—Excelente... 

Félix Lancer colgó y terminó de beber el vino de su copa. Él sabía perfectamente que ese matrimonio con Ximena cada vez estaba más cerca.

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