Valentina apartó la mano con un movimiento brusco.
—Ya rompimos todo lazo. No me toques.
Al girarse, otra figura bloqueó su camino.
Adrián Herrera la observó con los ojos entornados.
—¿Dónde estuviste estos días? ¿Qué relación tienes con ese tal Adrián Moreau?
Ella lo miró de reojo con frialdad.
—¿Y eso qué tiene que ver contigo?
Después de unos días sin verla, Adrián sentía que la mujer frente a él era otra persona.
Con aquel vestido de alta costura, irradiaba la elegancia de una reina.
Valentina le dirigió una mirada breve.
—Cuando tengas tiempo, firma el divorcio.
—¿Por qué insistes tanto en divorciarte? ¿Solo porque estos años no te toqué?
No había terminado de hablar cuando se acercaron los guardias de seguridad del banquete.
—Disculpen, señores. Por favor, muestren sus invitaciones. Lo que tengan que hablar, háganlo adentro.
Adrián apretó los dientes, tragándose la furia.
—Vuelve a casa. Cuando termine la fiesta, iré a buscarte.
Valentina soltó una risa ligera.
—¿A qué casa? ¿No