―¡Nena, despierta! ―intento hacerla reaccionar por todos los medios―, tienes que salir inmediatamente de aquí, antes de que sea demasiado tarde.
El agua comienza a cubrirnos y desespero cuando la veo inconsciente. Intento ayudarla, pero mis piernas están atrapadas entre los fierros y evitan que pueda moverme de mi asiento. No obstante, no voy a permitir que nada me detenga. Voy a salvar a mi familia a como dé lugar. Empleo todo mi esfuerzo para alcanzar la guantera y sacar una navaja que guardo dentro de ella. Se me dificulta abrir la gaveta, sin embargo, puedo lograrlo y me hago con ella.
―Vamos, cariño ―insisto determinado―, necesito que tú y mi princesa salgan de aquí. Las necesito vivas.
Corto el cinturón de seguridad que está trabado, en el preciso instante en que el auto vuelve a deslizarse y cae en el lago. Los minutos son aterradores. La rapidez con la que comenzamos a sumergirnos es impresionante y no da espacio para pensar en nada más. Sin embargo, lo tengo muy claro, mi v