Capítulo 6 - ¡Es ella!

{Casa Marina}

A las 5 de la tarde los invitados comenzaban a llegar a la Casa Marina. La cual se encontraba en un lugar muy exclusivo en Punta Diamante. Era una hermosa casa de 3 pisos con sótano, palapa y alberca que tenía unos 1000 metros cuadrados. Si bien no era tan grande como otras de la misma zona, se encontraba lo suficientemente protegida y escondida para que la gente que se intentara asomar no pudiera apreciar su interior correctamente. Esto era algo que resultaba muy adecuado para Julián y Noé quieres a menudo tenían que mantener cosas protegidas que no podían llevar a Mansión Medianoche. De igual forma la casa se encontraba en una zona con entrada exclusiva, lo que hacía que no cualquiera pudiera ingresar deliberadamente.

Si bien no era la única casa de seguridad que tenían distribuida en todo el distrito, si era la única en la que permitían el acceso a gente externa a su grupo. Aquí se reunían con la que tenían que realizar negocios fuera de la empresa, amigos de Francisco, eventos especiales o lugar para llevar a chicas y donantes de sangre.

Francisco podía elegir cualquiera de las propiedades que tenían para poder vivir, pero prefería estar en este lugar ya que se encontraba cerca del trabajo, era animada y muy céntrica.

Francisco le había recordado a Claudia apenas ese día por teléfono de su fiesta y no pudo verla en persona, por lo que dio instrucciones a seguridad para que le permitieran el acceso sin ningún contratiempo. Como la fiesta fue organizada en esta casa que era una zona residencial exclusiva, el acceso a personas sin brazalete no estaba permitida. Para los demás invitados ofrecieron pulseras que se colocaban en la muñeca y daban acceso al recinto.

- Primo, ¿cómo estás? Feliz cumpleaños, mira que bien te sientan los 30's

- Gracias Clau, me alegra que asistieras. Y tu querida Zoe, que bien te ves, mira nada más que sexy luces. Tienes que bailar conmigo para que sea la envidia del lugar.

- Ya eres la envidia Francisco, con ese look y además eres el festejado.

- Ya sé, soy increíble ¿No es así?.

- Jajaja, chico raro. Mira, te trajimos un pequeño obsequio. – Las chicas le extendieron sus presentes a Francisco, el cual los recibió con una gran sonrisa.

Zoe había optado por comprar el reloj inteligente de color negro y Claudia había elegido los audífonos inalámbricos y la correa, y entre las dos eligieron una chamarra de moda.

- Ah me encanta, muchas gracias. Justo este es el modelo que me quería comprar, acaba de llegar a la tienda y no había tenido tiempo de ir por él. No puedo creer que lo eligieran por mí, gracias chicas las amo.

- De nada Francisco, sabes que nos encanta que estés siempre a la moda.

- Lo sé, soy el sueño de toda chica. Bueno preciosas, pueden ir por unas bebidas mientras yo sigo recibiendo a los invitados. Y me pruebo mi nuevo reloj.

Francisco siempre era tan atento, a Zoe le caía bastante bien. Era muy consentidor con las dos por lo que les gustaba salir juntos.

Al anochecer llegaron dos figuras altas e imponentes vestidas con ropa elegante, los cuales no pasaron desapercibidos por todas las personas que se acercaban a querer admirarlos.

Noé estuvo encantado de interactuar con las personas, sin embargo Julián prefería mantenerse alejado y poner su mirada de odio a todos los que intentaban hacerle la plática. Solo se mantenía alerta puesto que nuevamente había tenido esa extraña punzada en el corazón, sin embargo por más que buscaba el rostro que quería no lograba ver a la chica por ningún lado. Estaba comenzando a creer que su cuerpo le estaba jugando una mala pasada.

- Vamos Julián intégrate. Vienes a una fiesta a divertirte, no a querer asesinar a todos los invitados.

- Bien podría asesinarlos, en especial a esa chica que no para de venir a insinuarse y regresar a besar a los demás chicos. Ya estoy cansado de verla. Y no hablemos de esos de allá que no paran de beber. ¿Qué los jóvenes no tienen nada mejor que hacer?

- Vaya, sí que estas molesto. Nunca te ha importado lo que hagan los demás y mírate ahora. Queriendo mejorar la vida de la gente. ¿Por qué no buscas a una chica linda y platicas un poco?, ¿no hay alguien que te haya interesado?

- A decir verdad...

Justo en ese momento logro ver a la distancia a una hermosa chica con el cabello recogido, un maquillaje ligero y un vestido largo rojo con una abertura en la pierna y de un gran escote, el cual permitía apreciar sus increíbles y grandes pechos. Y esas piernas que sin duda deberían estar alrededor del cuello de Julián mientras él jugaba entre ellas.

<<Es ella, no puedo creerlo. Es esa chica, y en definitiva esta ropa le queda mucho mejor que la anterior. Si hubiera sabido que era tan increíblemente hermosa y seductora, no la habría dejado marchar noche>>

Julián no podía dejar de mirarla, sus ojos tan expresivos, esos labios que deseaban ser besados, y su cuello... De pronto tenía tanta sed... Tantos deseos de hacerle el amor mientras bebía cada gota de su sangre.

Noé notó su mirada y volteo para ver quién era la chica de quien se mostraba tan interesado. Y pudo ver a dos hermosas mujeres. Una de ellas era una muy hermosa y exótica chica con un vestido rojo y la otra era una belleza rubia con vestido verde.

- Vaya excelente elección mi amigo. Creo que hemos ganado la lotería esta noche.

- Calla, ¿ves la chica de rojo que parece una diosa?. Ella es la mujer a quien ayude en el bar.

- ¿En serio, como es que está justo en este lugar?

- No lo sé, pero no puedo entender como Francisco la conoce y nosotros nunca la habíamos visto antes.

Julián decidió acercarse a la joven.

- Hola conejita, ¿me extrañaste?

- ¡Eres tú!- La cara de Zoe comenzó a ponerse de color rojo. - ¿Qué haces aquí?. No me digas, me estas siguiendo? Encima eres un pervertido.

- ¿Qué pasa Zoe?, ¿Quién es este hombre? – Pregunto Claudia

- Él es el hombre del que te hable.

- Ah, así que hablaste de mi he. Mira que buena impresión deje en ti.

- ¿Buena impresión?, tu, malandro pervertido, no te atrevas a tocarme he, ahora traigo gas pimienta.

- Jajaja ¿y el b**e donde lo dejaste conejita?

- Eso no te incumbe, ahora dime, ¿porque me sigues?

- Yo no te seguí, tu eres la que vino.

De pronto Francisco se acercó y pregunto: - Chicos, ¿ya se conocen?

- ¿Tú las conoces? – Preguntó Noé

- Si claro, miren, ella es mi prima Claudia y ella su amiga Zoe. Y chicas ellos son Julián y Noé, mis socios.

- ¿Lo ves conejita? No soy un pervertido, a menos que tú quieras, puedo ser un gran pervertido – Zoe se aterro por esa sugerencia y no sabía cómo reaccionar.

- No muchas gracias, no me gustan los malandros.

- Bueno si cambias de opinión puedo acudir a verte a cualquier hora, tengo una gran resistencia... 

- No gracias, ahora voy por una bebida.

Zoe estaba sumamente roja de la vergüenza. No quería verlo porque temía que se delatara y se dieran cuenta la forma en que su corazón latía con tanta rapidez. Ella no tenía idea de que Julián  podía fácilmente escuchar el ritmo acelerado de su corazón, podía ver la forma en que fluía su sangre y más importante, podía darse cuenta de todo el deseo tenia Zoe. Él podía percibir eso en una mujer con tanta facilidad que normalmente no le interesaba lo suficiente, pero en este momento, estaba más que encantado de provocar los deseos de esa chica.

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