65. La Pequeña Sobrina del Millonario
Amalgama
Tomaron el desayuno en un icónico, pintoresco y verdinoso lugar dentro del hotel Beverly Hills; contaba con banquillos dispuestos alrededor de una fuente de sodas. Mariané, asombrada, perdió la mirada en el entorno. Ismaíl ya conocía el sitio, solía frecuentarlo durante sus estadías a la ciudad cuando hacía sus viajes de negocios.
Beverly Hills era un lugar donde los sueños se entrelazaban con la realidad en una sinfonía de lujo y glamour. Las calles estaban bordeadas de palmeras altas y majestuosas, que parecían saludar a los residentes y visitantes con elegancia. Las mansiones imponentes se alzaban como castillos modernos, con jardines exuberantes y piscinas resplandecientes bajo el sol de California.
El aire estaba impregnado de un aroma a riqueza y éxito. Los autos deportivos relucientes y las limusinas de lujo serpentean por las calles, mientras las tiendas exclusivas exhibían sus escaparates llenos de marcas de renombre. Los restaurantes ostentosos ofrecían una experie