Las manos de Sawyer encuentran su cintura, y Lucy siente cómo el calor se expande desde el punto exacto en el que la toca.

Lucy piensa en las palabras que acaban de salir de la boca de él. No era una petición, era una orden.

Ella nunca antes hizo nada así con nadie, ni siquiera con Justin, pero acaba de descubrir que le gustaba la idea.

Sin pensarlo ni un solo segundo, se giró y comenzó a mover sus caderas para él en círculos negros y provocativos.

Poco a poco fue bajando hasta sentarse en su regazo y sector su miembro ya duro y listo para ella.

Él la guía con suavidad hasta que, con un rápido movimiento, la gira y queda sobre él, con las piernas cruzadas a ambos lados, sus cuerpos encajando como si el universo los hubiera diseñado así.

—Eso es nena, siente cómo me has puesto —dice él mientras inclina su pelvis hacia arriba para que ella pueda sentirlo aún más.

El aire se vuelve espeso, cargado de deseo contenido.

Sus respiraciones se mezclan; la