Nammi veía la tumba que Luc le había señalado como la de su padre, y misma que rezaba “Aquí yace un buen hombre”, y la fecha de su deceso, claro que todo eso fue obra de Luc y no de Antonny.
Nammi dio tres pasos, y sus piernas cedieron y aunque Luc quiso llegar a ella, León lo evito.
— Ella necesita esto. — solo eso dijo, y Luc se sorprendió, al percatarse que su hijo había generado un vínculo de ese talle con Nammi, sus emociones estaban conectada, León nunca se equivocaba en ese sentido, pues las veces que el pelirrojo decía, “Papá no me puede ver”, no mentía, aunque él pensara que lo despreciaba, cuando la verdad era que Luc no podía ver a su hijo, sin recordar como había lastimado a Nammi, buscando liberarlos de la maldición.
Y mientras Luc comprendía muchas cosas, los recuerdos de Nammi la llevaron a la fecha que tenia la última carta que su padre había enviado, era del mismo día, Nicanor la debió enviar, horas antes de su muerte.
— Entonces… aquí estabas. — dijo con la voz rota