Hermes presionó sus labios contra los míos durante medio segundo hasta que le di un rodillazo en su sexo.
- En realidad no estamos casados.- le recordé mientras estaba de rodillas con una expresión de dolor.
Después de tanto tiempo, Hermes se puso de pie.
- Aceptado, por ahora.- respondió.
Ignoré tu respuesta.
- Entonces, ¿hoy me reuniré con la corte troyana? - pregunté.
- Sí, y la bella Helena sabrá el motivo de toda esta guerra.- Respondió Hermes.
- Quizá podamos convencer a Helena de que vuelva con Menelao, haciendo así que los griegos se retiren.- respondí, sentándome en la cama.
Hermes me miró pensativo y luego negó con la cabeza.
- Helen está, gracias a Afrodita completamente enamorada de Paris, esta igualmente enamorada, ella no se rendirá con él y él tampoco con ella, y dudo que sea solo por la influencia de Afrodita.- aclaró Hermes.
- Ella es una semidiós, ¿no? hija de Zeus, tal vez pueda obligar a su hija a volver con los griegos.- sugerí.
Hermes se sentó a mi lado mantenien