Hermes respondió a mi beso de inmediato envolviéndome con fuerza en sus brazos.
Su abrazo fue tan cálido y cómodo que me sentí bienvenido y en ese instante me di cuenta de cuánto extrañaba ese momento junto a alguien que quería estar así conmigo.
Hermes separó mis labios pacientemente y yo los separé más para él, besando su labio inferior, saboreando cada parte de él y ese momento.
Lo estaba disfrutando mucho más de lo que pensé que podría, sus brazos se apretaron alrededor de mí y la calidez que emanaba de él era una bendición.
Últimamente todo se sentía extrañamente frío para mí, toqué su rostro y pasé mis manos por su suave cabello.
Podrían haber pasado horas o minutos, no lo sabía, ya no me sentía consciente del tiempo mientras estaba en sus brazos y solo volví en mí cuando lo vi alejarme con suavidad pero con firmeza.
- No me alejes.- le susurré ahora que estábamos a la sombra de la columna envueltos en una tenue oscuridad.
Envolví mis manos alrededor de su cuello y lo atraje haci