—¿Y entonces mandaste a alguien a dar a luz a Alessia, y después de que naciera te arrepentiste y la abandonaste? —intervino Bianca, impaciente, en lugar de Ava. La miró con desprecio—. Que quieras vengarte es tu asunto, pero ¿por qué jugar con la vida de otra persona?
—¡No, no fue así! —Ava se apre