Quedarse

POV DE ISABELLA

Cuando me despierto, a Alexander no se le ve por ninguna parte. La luz del sol entra por las ventanas y ahora puedo ver bien la habitación. ¡Me han traído flores! No me fijé anoche. Hay varios ramos. Me pregunto de quién serán.

Suena un suave golpe en la puerta que me distrae y se asoma la abuela de Alex. Me sonríe al ver que estoy despierta.

—¿Puedo pasar? —pregunta.

—Claro.

Entra y se acerca. Sus amables y cariñosos ojos azules me observan perspicaces. Lleva un traje oscuro; uno qué, a pesar de las arrugas en su piel, resalta su hermosura, tuvo que haber subido precios de joven. Me sorprende al agacharse para darme un beso en la frente.

—¿Puedo sentarme?

Asiento y él se sienta en el borde de la cama y me coge la mano.

—No sé cómo darte las gracias por salvar a mi nieto, querida chica valiente aunque un poco loca. Lo que hiciste probablemente le salvó la vida. Siempre estaré en deuda contigo. —Su voz tiembla, llena de gratitud y compasión.

Oh… No sé qué decir. Le apr
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