POV DE ISABELLA
El banco es un edificio elegante, moderno y sobrio. Hay voces amortiguadas, suelos que hacen eco al andar y cristales verde pálido con grabados por todas partes. Me dirijo al mostrador de información.
—¿En qué puedo ayudarla, señora? —La mujer joven me dedica una amplia pero falsa sonrisa y por un segundo me arrepiento de haberme puesto los vaqueros.
—Me gustaría retirar una gran cantidad de dinero.
La señorita Sonrisa Falsa arquea una ceja aún más falsa.
—¿Tiene una cuenta con nosotros? —No es capaz de ocultar su sarcasmo.
—Sí —respondo—. Mi prometido y yo tenemos varias cuentas aquí. Se llama Alexander Blackwood.
Abre mucho los ojos durante un segundo y la falsedad da paso a la consternación. Me mira de arriba abajo una vez más, ahora con una combinación de asombro e incredulidad.
—Por aquí, señora —me susurra, y me lleva a una oficina con más cristal verde pálido, pequeña y con pocos muebles—. Por favor, siéntese. —Me señala una silla de cuero negro que hay junto