Las paredes parecen cerrarse a su alrededor.
Camille camina en círculos por el lujoso apartamento que alquiló como escondite.
El silencio se vuelve más pesado con cada segundo que pasa. Fuera, el mundo continúa girando, pero en su mente, todo se ha detenido desde que Javier salió furioso, con la mirada rota, tras el enfrentamiento.
—No es posible… no puede ser verdad —musita, y se lleva las manos al rostro.
"Camille Calderón."
Las palabras de Javier siguen martillándole el cráneo como una sentencia.
Se las repite una y otra vez, negándolas, gritándolas en su interior. No. Ella es Camille Leclerc. Ella es la mujer que lo tuvo todo. Belleza, poder, estatus. No puede ser la hija de ese hombre que ahora la mira con pena.
No puede ser hija de alguien que no se postra ante el mundo.
Camille retrocede, tropieza con la silla del comedor y la patea con rabia.
No quiere recordar sus orígenes. No quiere pensar en una infancia que fue borrada y reescrita por el dinero. Todo lo que es... todo l