Lo que parecía ser una velada romántica, había sido terriblemente arruinada por la intromisión de aquella mujer, o, eso era lo que pensaba Charlotte, mientras, sentada al lado de su novio, veía cómo estacionaba el vehículo en la casa con total precisión.
El silencio había sido devastador a lo largo de todo el camino, pero el ceño, levemente fruncido de su acompañante, no le pasó desapercibido.
Había sucedido algo, estaba segura, pero no sabía cómo sacarle las palabras a un hombre que podría perfectamente competir contra una estatua de mármol.
Sin importar lo que fuera, lo que había sucedido era importante.
Bajaron del auto y entonces detalló mejor la tensión en sus músculos, el vacío en su mirada, ese vacío que no solía mostrar ni siquiera en sus momentos más controlados.
—¿Sucedió algo?
No necesitaba ser una experta para saber que la respuesta era un “sí”, pero necesitaba escucharlo de sus labios.
—Es posible que necesite que aplacemos esto —le contestó, refiriéndose a algo que, s