Para Ana Paula, conseguir el vestido de novia perfecto había sido un tema complicado.
Su embarazo estaba bastante avanzado, así que las modistas tenían mucho trabajo que hacer en un corto margen de tiempo.
Porque sí, la fecha prevista para la boda era en una semana.
En esa semana, Ana Paula hizo una serie de cosas que no se había atrevido a hacer antes, entre ellas estaba conocer a la hija adoptiva de Iván, deleitándose con el hecho de que era una niña brillante y encantadora.
—Hola —ambas compartieron una breve mirada cargada de complicidad.
La pequeña Gala tenía nueve años y, aunque asistía a la escuela como una niña normal, no solía tener muchos amigos. Esto se debía a su condición médica.
En una oportunidad se le había presentado un ataque de epilepsia en la escuela y desde entonces los niños le huían y no dejaban de llamarla “la niña enferma”.
Era por eso que la actitud de Gala era muy tímida y cohibida.
Sus mejillas se enrojecían con facilidad y bajaba la mirada con temor cuando